La felicidad siempre ha estado en cada uno de nosotros… el error es no atrevernos a aceptarla y lo que eso implicaría… pero aquellos que si luchan por lo que creen y les pertenece, a pesar del dolor y el esfuerzo que posiblemente enfrentaran, nunca dejarán de sonreír desde su corazón… porque no poseerán la felicidad, sino que fluirán junto a ella…
Cada hombre sueña… lamentablemente son muchos los que no aceptan el llamado de su interior, tienen miedo a no ser lo suficientemente buenos, únicos, reales, grandiosos e importantes para que el sol los ilumine en su camino… ¿Cómo seré capaz de lograrlo? ¿Qué tengo de especial?... Piensan seguramente hay muchos mejores, más preparados, aptos, con los recursos y fuerzas, aliados y en mejor posición… pero aún hay algo que le grita hazlo, no me digas que es imposible sin haberlo intentado con tu verdadera voluntad… y ellos replican sufriré… y sus corazones les responden acaso no sufres ya… al no poder realizar lo que de verdad eres, no te lamentas cada noche cuando los ruidos del mundo desaparecen, acaso el arrepentimiento de haberme acallado no te carcome por dentro… y algunos pobres logran destruir esa voz que les daba la última porción de esperanza solo les queda la putrefacción de su interior y poco a poco y van convirtiéndose en lo que jamás debieron ser… ya sin poseer aliento en el último momento de sus vidas se preguntan por última vez ¿si hubiera luchado que habría ocurrido?... se responden quizás debí luchar… ya es tarde…
La realidad, en más de una ocasión, ha alcanzado y superado con creces a la ficción… los sueños son totalmente alcanzables… si viven en nuestra imaginación son concebibles por lo tanto logrables para el plano de la concreción… solo se ha de aceptar el precio y pagarlo…
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